En enfermedad coronaria. Estudios bioquímicos y clínicos, y un gran número de estudios poblacionales en Europa y Estados Unidos han demostrado, sin lugar a dudas, que una dieta con alto contenido de grasa, rica en ácidos grasos saturados, como es común en Europa del Este y del Norte, eleva los niveles de LDL-colesterol y es causa de alta incidencia de enfermedad coronaria.
En contraste, una dieta rica en hidratos de carbono complejos y fibra, en la cual la fuente de grasa es principalmente ácidos grasos monoinsaturados (MUFA), como la dieta estilo mediterráneo, rica en aceite de oliva, que se utiliza en Europa del Sur, disminuye los niveles de colesterol de las LDL y se asocia a una baja incidencia de enfermedad coronaria 2-4.
Estudios de intervención con puntos finales "blandos" como niveles lipídicos séricos, apoyan indirectamente los beneficios para la salud de la dieta estilo mediterráneo. Además, varios estudios dietéticos controlados muestran que las dietas ricas en ácidos grasos monoinsaturados llevan a una reducción del colesterol total y colesterol LDL cuando se comparan con dietas ricas en ácidos grasos saturados. Reemplazar grasas saturadas por insaturadas podría disminuir los niveles de colesterol total y LDL entre 15 y 25 mg/dl. Reemplazar el 10% de las calorías de grasas saturadas por carbohidratos disminuye el colesterol LDL en alrededor de 13 mg/dl, pero con una caída de HDL de 4-5 mg/dl, mientras que el mismo reemplazo por grasas monoinsaturadas de aceite de oliva, reduce en igual proporción las LDL pero con una caída de las HDL de alrededor de 1 mg/dl, lo que mejoraría la predictiva relación LDL/HDL 5-8.
Estudios de intervención con puntos finales "blandos" como niveles lipídicos séricos, apoyan indirectamente los beneficios para la salud de la dieta estilo mediterráneo. Además, varios estudios dietéticos controlados muestran que las dietas ricas en ácidos grasos monoinsaturados llevan a una reducción del colesterol total y colesterol LDL cuando se comparan con dietas ricas en ácidos grasos saturados. Reemplazar grasas saturadas por insaturadas podría disminuir los niveles de colesterol total y LDL entre 15 y 25 mg/dl. Reemplazar el 10% de las calorías de grasas saturadas por carbohidratos disminuye el colesterol LDL en alrededor de 13 mg/dl, pero con una caída de HDL de 4-5 mg/dl, mientras que el mismo reemplazo por grasas monoinsaturadas de aceite de oliva, reduce en igual proporción las LDL pero con una caída de las HDL de alrededor de 1 mg/dl, lo que mejoraría la predictiva relación LDL/HDL 5-8.
En hipertensión arterial. La dieta estilo mediterráneo tradicional ha demostrado predisponer a una menor presión arterial, comparada con otras dietas típicas occidentales. Este efecto puede estar relacionado al menor peso corporal de quienes se alimentan con ella, a los menores niveles de insulinemia que desarrollan o a otros factores 9-12.
En diabetes. Comparaciones transculturales y estudios en vegetarianos muestran que dietas con mayor contenido de hidratos de carbono y fibra, como la dieta estilo mediterráneo, y con un bajo contenido de ácidos grasos saturados, tienen efectos benéficos por cuanto bajan el riesgo de diabetes mellitus tipo 2. Este efecto benéfico puede también estar relacionado, entre otros factores, con la menor prevalencia de obesidad de los individuos que la consumen, o con los menores niveles de insulina que se producen cuando se alimentan de acuerdo con ella 9-12.
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