miércoles, 1 de mayo de 2013


ETIOPATOGENIA de ATERIOESCLEROSIS
Numerosos estudios han identificado diversos mecanismos etiopatogénicos y factores de riesgo cuyo conocimiento permite tomar medidas profilácticas y terapéuticas. Se los clasifica en:
1.      Permanentes: La edad, sexo, raza y antecedentes familiares.
2.    Modificables: Hiperlipemia, hipertensión arterial, obesidad, gota, hipotiroidismo, adhesividad plaquetaria y dieta.
3.    Erradicables: Tabaquismo, sedentarismo, estrés físico o emocional y el uso de anticonceptivos.
LÍPIDOS Y ATEROESCLEROSIS
Informes epidemiológicos, fisiopatológicos y nutricionales apoyan la relación entre los lípidos circulantes y el desarrollo de la ateroesclerosis.
Dicha relación presentar dos vertientes interconectar: por un lado la hiperproteinemia, como resultado de trastornos genéticos, familiares y hereditario, o adquirido (exceso dietario) del metabolismo de los lípidos; y por otro lado, la ateromatosis de la pared arterial, proceso inflamatorio que puede ser o no la consecuencia de la hiperlipemia, a su vez, no todas las hiperlipidemias conduce a la ateroesclerosis, aunque son un factor de riesgo importante.
Las lipoproteínas plasmáticas, especialmente las de baja densidad  (LDL)  que contienen colesterol, son la fuente principal que provee de lípidos a la pared arterial contribuyendo a la formación de la placa ateromatosa. Las lipoproteínas circulantes son captadas por las células de la íntima y se acumulan cerca de las mitocondrias, formando vesículas redondeadas por una membrana citoplasmática. La acumulación continua de lípidos hace que lo míocitos emigrados y los macrófagos se transformen en células espumosas. Luego la distensión mecánica se produce la degeneración de las mitocondrias, ruptura y muerte de la célula con descarga de material en la túnica íntima. Este material al acumularse, obstruye la circulación normal de lípidos y de esta manera se va formando la placa de ateroma, la que posteriormente va a evolucionar hacia la fibrosis, ulceración y calcificación. La acumulación de lípidos intracelulares se debe al exceso de lípidos circulantes debido a una sobreproducción de lipoproteínas por el hígado, o a errores dietéticos, a la carencia o a la menor actividad de los receptores de las lipoproteínas de baja densidad o a la bajada afinidad de las LDL circulante hacia los receptores específicos. No sólo es importante la cantidad de lípidos que circulan en el plasma unidos a proteínas, sino también su forma de transporte, ya que de ello depende que penetre en la pared arterial o de que sean removidos de los depósitos. El acumulo de lípidos en la pared arterial se puede producir por 3 mecanismos:
·        Filtración a través del endotelio de lipoproteína de baja densidad (LDL), de muy baja densidad (VLDL) y de lipoproteína intermedia (ILD) que transportan colesterol y triglicéridos en una proporción variada.
·        Retención de lípidos en la pared arterial por falla enzimática local.
·        Y por la síntesis de nuevos fosfolípidos, ácidos grasos y en menor proporción de colesterol en la misma pared arterial.
La cascada metabólica de las lipoproteínas comienza en el hígado con la producción de VLDL, que se transforman en IDL y terminan finalmente en LDL que penetra en las células mediante la intervención de receptores específicos. La ausencia de estos receptores en el organismo hace que se produzca un exceso de LDL y de colesterol a la pared arterial, en la que penetran a través de los poros del endotelio por un mecanismo de endocitosis. Por otra parte se sabe que las LDL oxidadas y el colesterol son agentes agresores del endotelio vascular, y además el depósito de lípidos promueve la agregación planetaria.
Oponiéndose al efecto aterogénico de estas lipoproteínas (LDL), intervienen las lipoproteínas de alta densidad (HDL) que toman el colesterol desde los tejidos y desde de la pared arterial y lo transportan por el plasma así el hígado para su catabolismo y excreción.
Los principales constituyentes de las lipoproteínas son el colesterol, los triglicéridos y los fosfolípidos, mientras que los ácidos grasos libres se unen a la albúmina y están disponibles para los procesos de oxidación. De todos los lípidos el colesterol es el más importante factor aterogénico y puede tener origen exógeno o ser sintetizado principalmente en el hígado.

ORIGEN DE LAS LIPOPROTEÍNAS
El colesterol es transportado en el plasma por las lipoproteínas, de las cuales hay varios tipos fundamentales que se caracterizan por la velocidad de migración.
·        Quilomicrones: se originan en la mucosa intestinal por absorción de la grasa alimentaria. Contienen 80-90% de triglicéridos exógenos y un 2-12% de colesterol y fosfolípidos. No se ven en el plasma normal en ayunas. Los quilomicrones permanecen corto tiempo en circulación menos de 1 hora y una vez que cumplió su función retirada de la circulación por el hígado.
·        Lipoproteína de muy baja densidad (VLDL): se sintetizan en el hígado y en menor proporción en el intestino a partir de los hidratos de carbono, contiene un 43-74% de triglicéridos endógenos y un 9-23% de colesterol. Trasportan los triglicéridos endógenos del hígado al tejido adiposo y son precursoras de la lipoproteína de baja densidad. Los triglicéridos son un factor de riesgo importante en la formación de ateroesclerosis ya que cuando su nivel plasmático es elevado bajan las lipoproteínas de alta densidad (HDL) protectoras. La vida media en circulación es de 4 horas.
·        Lipoproteínas intermedias (IDL): se originan en el metabolismo de las VLDL a las LDL. Contienen un 30% de colesterol. Está presente en el 75% en los pacientes que han desarrollado una cardiopatía isquémica.
·        Lipoproteínas de baja densidad (LDL): se originan a partir del catabolismo de las VLDL, Contiene un 45-59% de colesterol y un 10% de triglicéridos. Tiene un gran poder aterogénico ya que transporta el colesterol desde el hígado a los tejidos periféricos que lo utilizan como elemento estructural y hacia la pared arterial.
·        Lipoproteínas de alta densidad (HDL): se originan en el hígado por la degradación de las VLDL y también en el intestino. Contiene un 18% de colesterol y un 5% de triglicéridos y un 50% de proteínas. La función de las HDL es captar el colesterol de los tejidos periféricos y transportarlo al hígado que lo utiliza para la síntesis de ácidos biliares que son eliminados por las heces.
Las HDL desempeñan un papel importante en la contra la ateroesclerosis.

FACTORES DE RIESGO
Hipertensión: los factores hemodinámicos derivados de la tensión que soportan las arterias, constituye el factor mecánico al cual se le atribuye un gran valor en la formación de la ateroesclerosis.
El mecanismo por el cual la tensión arterial puede favorecer la formación de la ateroesclerosis es:
1.      La alteración de la estructura de los vasos. Los vasos se dilatan y se hacen tortuosos, la lámina elástica se fragmenta y aumenta el tejido colágeno.
2.    Incremento de la filtración de lípidos a través de la intima.
3.    Alteración de los procesos metabólicos y enzimáticos de la pared arterial.
En la hipertensión arterial aumenta la resistencia periférica y esta crece al aumentar el espesor y la rigidez de la pared arterial como resultado de la proliferación de células musculares lisas y de la matriz proteica extracelular, con lo que se modifica las propiedades mecánicas de la pared arteria.
Desde el punto de vista clínico, anatómico y epidemiológico se comprueba la frecuente asociación de la hipertensión arterial y la ateroesclerosis. La placa ateromatosa se forma en los sectores de la aorta donde existen curvas, bifurcaciones o nacimiento de las colaterales. En la arteria pulmonar solo aparece cuando existen causas que generan hipertensión pulmonar, como en ciertas patologías pulmonares o cardiopatías congénitas.
En el sector venoso, la sobrecarga hemodinámica es mucho menor y el metabolismo de las venas es más simple, por eso raramente se observan depósitos de lípidos y formación de ateromas en las venas.
Tabaquismo: el tabaquismo está asociado al desarrollo de la ateroesclerosis aortica y coronaria. El riesgo crece con la cantidad de cigarrillos consumidos, los años que hace que uno fuma y con la inhalación profunda del humo.
El peligro del tabaquismo se debe a la nicotina y al monóxido de carbono.
La nicotina tiene efectos hemodinámicos y metabólicos: taquicardia, hipertensión arterial, vasoconstricción periférica, aumento del trabajo cardiaco, mayor demanda de oxígeno y movilización de ácidos grasos libres.
El monóxido de carbono a través de la hipoxemia arterial, produce daño endotelial, aumenta la permeabilidad del endotelio y favorece la filtración de lipoproteínas y la acumulación de colesterol en la pared arterial.
Se demostró que el tabaquismo produce un aumento de las LDL y los triglicéridos con disminución de las HDL y con disminución de la prostaciclina endotelial que facilita la adhesividad plaquetaria y la formación de microtrombos en la pared arterial.
Obesidad: los obesos tienen disminuida la actividad de la lipoproteína lipasa por lo cual se origina un aumento de triglicéridos y un descenso de HDL, acompañándose ello de una mayor incidencia de coronopatías. Además a eso se le suma una variación de los niveles de ácido úrico y glucemia que son dependientes del peso.
Sedentarismo: Es un factor de riesgo reconocido.
El ejercicio físico favorece la vasodilatación capilar, muscular, reduce la frecuencia del pulso y produce un descenso de la presión arterial en los hipertensos, por el incremento de la actividad de la renina y de la concentración de prostaglandinas que reduce la resistencia periférica y la agregación plaquetaria y aumenta la actividad fibrinolítica evitando la posibilidad de trombosis. Además con el ejercicio disminuye los niveles de triglicéridos y aumenta las HDL, además aumenta la masa muscular y reduce el tejido adiposo contribuyendo a descenso del peso.
El estrés: Actúa a través de la excitación del sistema nervioso simpático que produce la liberación de catecolaminas, aumentando la tensión arterial y la movilización de ácidos grasos libres que favorecen el incremento de triglicéridos y colesterol.. Además las catecolaminas aumentan la agregación plaquetaria y disminuyen el tiempo de vida de las plaquetas
El fibrinógeno: El aumento del fibrinógeno y del factor VII tienen mayor incidencia en la enfermedad coronaria de los vasos periféricos y de accidentes cerebrovasculares. El fibrinógeno aumenta con la edad, el tabaquismo, en la ateroesclerosis, en la hipertensión arterial. Este produce un aumento de la viscosidad del plasma, con lo que aumenta el roce de la circulación en los sectores arteriales estrechos, favoreciendo la formación de trombos plaquetarios.
CUADRO CLINICO DE LA ATEROESCLEROSIS
La ateroesclerosis puede evolucionar durante mucho tiempo sin manifestaciones clínicas evidentes.
Otras veces los síntomas son claros y dependen en gran medida de los lugares en donde se localiza, principalmente son:
1.      En corazón.
2.    La aorta.
3.    El riñón.
4.    El eje encefálico.
5.     Los miembros inferiores.
MANIFESTACIONES GENERALES
La facie es pálida, aunque puede ser rozagante, la piel por lo general es seca, las arterias temporales son sinuosas y duras. Otras arterias se alargan y al examen radiográfico muestran calcificaciones. El pulso es tenso, de tipo saltón por insuficiencia aortica o hipertensión arterial.
En los ojos se observa la presencia del arco senil, que es un circulo blanquecino, opaco, que aparece alrededor de la cornea, formado por depósitos de colesterol, también los depósitos de colesterol pueden estar en la cornea y lipemia arterial, es decir, arterias y venas con aspecto lechoso.
La compresión del seno carotideo puede producir bradicardia e hipotensión en los arteroesclerosos. La tensión arterial puede ser normal o elevada, tanto la sistólica como la diastólica, debido a la escasa flexibilidad de la pared arterial. El examen del cuello muestra la existencia de latidos amplios, en especial en el hueco supraesternal por dilatación de la aorta.
TRATAMIENTOS PREVENTIVOS DE LA ATEROESCLEROSIS
La complejidad metabólica de esta enfermedad hace muy difícil encontrar una solución terapéutica adecuada, pero si se pueden aplicar medidas terapéuticas profilácticas y efectuar el tratamiento de algunos de los principales factores causan de la enfermedad. Con ello se logra disminuir la predisposición a desarrollar ateroesclerosis.
Ejercicio físico: se ha comprobado que la realización metódica de ejercicios aeróbicos que provoquen una elevación de la frecuencia cardiaca al 80% de la frecuencia cardiaca máxima produce un aumento de los niveles de HDL y un descenso de los triglicéridos
Mejora la capacidad de trabajo, el componente cardiocirculatorio y reduce el peso corporal. Este debe desarrollarse durante 30 minutos a 1 hora, comenzando progresivamente con un calentamiento previo y no violentamente ya que el ejercicio de iniciación violenta genera una descarga de catecolaminas que produce un aumento de ácidos grasos circulantes, el número y la adhesividad plaquetaria. En cambio durante el ejercicio programado, o en pacientes previamente entrenados, el mayor flujo capilar producida por la vasodilatación o por desarrollo de la circulación colateral, hace que el aporte de oxigeno sea suficiente para consumir ácidos grasos a nivel muscular y que así se produzca un descenso de ellos a nivel sanguíneo.
La actividad física que el enfermo puede desarrollar son: una caminata de 20 a 30 cuadras por dia, realizándola en forma lenta. También es recomienda realizar algún deporte no competitivo como: la natación, bicicleta, tenis de mesa, jugar a las bochas.
Dieta: la reducción del aporte calórico y el abuso del alcohol ayuda a reducir el exceso de peso, el colesterol y los triglicéridos.
En la dieta se deben reducir o eliminar los alimentos ricos en colesterol como por ejemplo: la yema del huevo, crema de leche, manteca, carnes grasas y embutidos. También reducir los azucares refinados, dulces, caramelos, galletitas y refrescos edulcorados, ya que aumentan los triglicéridos plasmáticos.
Se recomienda usar aceite de oliva ya que reducen el colesterol total y aumenta la HDL y sobretodo elimina las grasas saturadas, como las que contiene la carne vacuna, la de cerdo y los embutidos.
Con relación a las carnes de debe consumir mayoritariamente, pescados, pavos y pollo sin piel.
Incrementar el consumo de frutas y verduras.
Hay que limitar el consumo de vísceras como: hígado, riñón, seso, molleja, chorizo, morcilla.
En cuanto a la forma de preparación de los alimentos, es importante suprimir todo tipo de frituras.
En cuanto a la ingesta de alcohol se puede permitir la ingesta de cantidades muy moderadas: una copa de vino, una medida de whisky o de cognac.

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