jueves, 2 de mayo de 2013

NUTRICIÓN EN EL LACTANTE

La nutricón en el lactante es muy importante ya que en esta etapa es donde se empiezan a desarrollar y para eso deben nutrirse bien.


Una dieta equilibrada es la que aporta energía de proteínas en un 10-15%, de hidratos de carbono en un 50-58%, y de grasas en un 30-35%. El aporte calórico debe ser adecuado para mantener el peso normal, para evitar tanto la malnutrición como la obesidad.

Pasados seis meses, deben introducirse alimentos complementarios adecuados y seguros, combinados con la lactancia materna hasta que transcurran dos años o más.
Una alimentación inadecuada puede favorecer los factores de riesgo de mala salud. Entre los efectos a largo plazo pueden incluirse el bajo rendimiento escolar, la disminución de la productividad, alteraciones del desarrollo intelectual y social o enfermedades crónicas.
Introducción de los nuevos alimentos uno por uno.

Los cereales. Se introducirán alrededor de los 5-6 meses y nunca antes de los cuatro. Primero serán sin gluten para evitar sensibilizaciones e intolerancias a esta proteína. A partir de los 7-8 meses se puede dar mezcla de cereales con gluten. A menudo es el primer elemento distinto de la leche que se introduce en la dieta de los lactantes.

Los cereales contribuyen al aporte energético, son fuente de proteínas, minerales, vitaminas (tiamina especialmente), ácidos grasos esenciales e hidratos de carbono de absorción lenta, por lo que permite espaciar más las tomas.

Las frutas. Se empezará a partir de los 5 meses con zumo de frutas, y más adelante con una papilla de frutas por su aporte vitamínico, nunca sustituyendo a una toma de leche, sino complementándola. Se deben emplear frutas variadas (naranja, manzana, pera, uva, ciruela), para contribuir a educar el gusto, y es preferible evitar las más alergénicas.

Las verduras y patatas. Se irán introduciendo a partir de los 6 meses por su aporte de sales 
minerales.

Carnes. Preferiblemente las menos grasas, empezando por el pollo y nunca antes de los seis meses, en una cantidad de 10-15 gramos por día y aumentando 10-15 gramos por mes, hasta un máximo de 40-50 gramos, mezclada y batida la carne con patata y verduras.

Pescados. Nunca comenzar antes de los nueve meses debido a su mayor capacidad de provocar alergia, y si el bebé tiene antecedentes familiares de alergia, incluso hasta pasado el año de edad. A partir de esta edad, el pescado puede sustituir algunas tomas de la carne. Es conveniente empezar por pescados blancos como merluza, lenguado, rape, gallo, siendo extremadamente cuidadosos con las espinas.

Huevos. Nunca crudos. Se introducirá primero la yema cocida sobre el noveno mes añadida al puré de medio día, para tomar el huevo entero (con la clara) hacia los doce meses. Puede sustituir a la carne. La frecuencia de consumo recomendada es de 2-3 unidades por semana.

Legumbres. Añadidas al puré de verduras a partir de los 18 meses. Si se mezclan con arroz u otros cereales, sustituyen a la carne, y se pueden tomar así hasta dos veces por semana.

Yogures. A partir del octavo mes; natural, sin azucarar como complemento de la merienda, sólo o mezclado con la papilla de frutas.

Azúcares refinados, miel y otros dulces. No es recomendable el consumo de azúcar, pues la dieta del bebé tiene un aporte adecuado de hidratos de carbono.

Agua. Mientras el lactante recibe sólo leche materna o fórmula adaptada no requiere líquidos adicionales, salvo en situaciones extremas de calor o pérdidas aumentadas de líquidos (fiebre, diarrea). Por el contrario, ya que la alimentación complementaria supone una mayor carga renal de solutos, no basta con los líquidos aportados por la leche y otros alimentos, y se debe ofrecer al niño agua con frecuencia.

La leche de vaca. Nunca se introducirá antes del año, y cuando se incluya en la dieta deberá ser entera, por su aporte de vitaminas liposolubles (solubles en grasa) y grasas.

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